POR MIGUEL CARRILLO BASCARY
¿Por qué considera al 27 de Febrero como el día más grande de la historia rosarina?
En la memoria de toda comunidad suele haber un “día grande”. Uno que se distingue por sobre todos. Revisando la historia de Rosario distinguimos varias fechas de importancia: 1) el 25 de diciembre de 1851, cuando desafió la tiranía de Rosas y se pronunció en favor de Urquiza; 2) el 5 de agosto de 1852, al ser reconocida ciudad; 3) el 26 de agosto de 1902, colocación de la piedra basal del puerto, inicio de su proyección económica mundial, diluida más tarde en las contradicciones argentinas; y 4) el 20 de junio de 1957, inauguración del Monumento a la Bandera. Todas fueron importantes. Todas evidencian el principal carácter del pueblo rosarino, su empuje; más allá de toda adversidad. Pero ninguno de estos fastos tiene la dimensión nacional del 27 de febrero de 1812.
¿Qué hay de real y qué de romántico en la participación de los habitantes?
La pequeña aldea que era Rosario no tenía peso en la realidad política. Durante la emancipación y la organización nacional Rosario careció del protagonismo de Tucumán o de Mendoza, por ejemplo. Sin embargo fue grande su patriotismo; en septiembre de 1810 contribuyó en forma extraordinaria a la expedición al Paraguay, el 10% de sus hombres se alistó para acompañar a Belgrano. La población de Rosario no pudo tener conciencia sobre la trascendencia capital de aquel primer ondear de nuestra Bandera. Entiendo que, desde su perspectiva incontestable de estadista sólo Belgrano la habrá vislumbrado. Pero los rosarinos supieron guardar profundo recuerdo del izamiento primigenio. Cincuenta años más tarde Mitre refrescó su memoria a todo el país, rescatando su perenne significado y así quedó inscripto con letras de oro en la historia nacional. El 27 de febrero de 1812 el pueblo de Rosario no fue espectador pasivo de primer tremolar; todo lo contrario.
¿Usted propone la recreación histórica de aquel día?
La inauguración de las baterías sirvió de pretexto a Belgrano para dar a conocer la Bandera; aquellas habían sido construidas gracias al decidido apoyo del pueblo rosarino que, impulsado por ansias de libertad, aportó brazos; donó materiales; alojó y alimentó a las tropas patriotas. Considerando la modestia del villorio el esfuerzo fue un enorme sacrificio. Este protagonismo fue expresamente destacado por Belgrano, cuando cedió a Cosme Maciel el privilegio de izar la Enseña nacional. En aquella jornada, las manos de Maciel fueron las manos de todo Rosario. Por esto, el 27 de febrero de 1812 es nuestro “día grande”; lo que justifica el proyecto de su recreación histórica, que encara la Junta de Historia de Rosario y que espera ver concretado para el próximo año gracias a la participación de todos los rosarinos.
Rosario con o sin bandera propia
¿Correspondería a la ciudad tener un emblema propio además de la enseña nacional? ¿De ser así, como sería?
Las banderas municipales están muy difundidas; aunque, entre las excepciones se cuente Argentina, donde recién en los últimos años algunas ciudades las han adoptado. Estas enseñas simbolizan la identidad, la personalidad de una ciudad. Cuando la reforma constitucional de 1994 mandó reconocer las autonomías municipales fijó una pauta significativa para divulgar estos emblemas. Por eso, toda ciudad o pueblo puede darse su bandera; aunque no es obligatorio. Implantar un pabellón municipal es muy complejo, demanda respetar las reglas de la Vexilología (estudio de las banderas), bajo pena de obtenerse un fracaso rotundo. Pese a lo dicho, considero que Rosario es la única ciudad que no debería tener bandera.
¿La bandera de Belgrano puede ser considerada la de Rosario?
Posee el privilegio de ser “cuna de la Bandera nacional” y se identifica totalmente con ésta. ¿Qué mejor bandera que la celeste y blanco?. Pero, no quisiera ser dogmático; si alguna vez los rosarinos resuelven adoptar una enseña, su diseño debería incorporar a la Nacional en forma expresa; por ejemplo, en el lugar más jerárquico, el cantón superior izquierdo (ver el rectángulo estrellado de la bandera de EE. UU.) señalando el origen matricial de nuestro principal símbolo nacional. Agrego que hubo algunos intentos que no prosperaron para dar una bandera a Rosario. Aunque, ésta; es otra historia.
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